Cáncer y Nutrición

Cabe señalar que, aunque los cánceres suelen ser multifactoriales, los alimentos desempeñan un papel fundamental en su prevención y tratamiento. Ahora sabemos que algunos alimentos aumentarán los factores de riesgo de cáncer, como el consumo excesivo de bebidas alcohólicas y azucaradas, carnes rojas y embutidos así como alimentos conservados con sal. Por el contrario, otros tienen un papel protector, como las frutas y verduras, las fibras dietéticas y los productos lácteos. Todo esto sumado, por supuesto, a la práctica de la actividad física regular.

Durante el tratamiento del cáncer, la alimentación también desempeñará un papel muy importante, ya que es necesario mantener un buen estado nutricional y evitar, en la medida de lo posible, la pérdida de peso, ya que podría perjudicar el éxito del tratamiento.

Sin embargo, durante la radioterapia, la quimioterapia o la cirugía, pueden aparecer muchos cambios, como una alteración en la percepción del gusto, pérdida de apetito o trastornos digestivos, que podrían impedir una ingesta nutricional adecuada y regular.
Con todo esto, se hace necesario encontrar un punto de equilibrio entre seguir alimentándonos bien y mantener el apetito a la vez que reducimos al máximo cualquier molestia que pudiéramos tener.

El primer consejo de todos, es que seáis estrictos y rigurosos en cuanto a mantener una dieta equilibrada, incluyendo en vuestras comidas todo tipo de frutas y verduras de temporada, mientras más color mejor.

Pero, ¿en qué consiste exactamente una dieta equilibrada?

Lo que comúnmente llamamos dieta sana y/o equilibrada, es aquella en la que se incluyen diariamente alimentos de las 5 principales familias, es decir:

• 5 porciones de frutas y verduras, siendo cada porción de unos 80gr aproximadamente
• Alimentos con almidón en cada comida y preferiblemente carbohidratos 100% integrales o legumbres
• Una porción de proteínas por día, dando preferencia a la carne blanca, huevos y pescado y no más de 500g de carne roja y 150g de embutidos por semana.
• 2 productos lácteos de fuentes alternas; leche, queso, requesón, yogur...
• Grasas buenas, dando prioridad a las de origen vegetal como el aguacate, el aceite de oliva virgen extra…

Además de lo anterior, es necesario mantenerse siempre bien hidratado bebiendo agua durante todo el día, de forma natural o infusionada, y sobretodo, evitando las bebidas azucaradas y el alcohol en cualqiuera de sus formas: espirituosos, cervezas, vino…

Por regla general, durante los tratamientos contra el cancer, no habrá medidas dietéticas específicas que tomar a menos que el tumor afecte al aparato digestivo (esófago, estómago... lo que puede provocar una incapacidad para tragar, una reducción del volumen de almacenamiento) o a un órgano que participe en la absorción o digestión de los alimentos. Este será el caso de las lesiones hepáticas y pancreáticas, que conducirán a una mala absorción de las grasas y, por consiguiente, a una dieta baja en grasas. Para otros, se requerirá simplemente una dieta equilibrada dependiendo del trastorno que padezca y/o las alergias o intolerancias nutricionales del paciente.

Lo más importante es mantener un peso correcto y, sobre todo, evitar la desnutrición. Es importante saber que los tumores secretan hormonas que causan la degradación de las proteínas y los lípidos. Por eso, los requerimientos de energía y proteínas durante este período son más importantes que nunca.

A continuación, te contamos cuáles son las diversas complicaciones que puedes encontrarte durante y después del tratamiento y cuál es la mejor forma de remediarlas con alimentos:

Primera observación, pérdida de peso:

Durante un tratamiento, el cuerpo necesita más energía y si no se le proporciona suficiente energía, se corre el riesgo de utilizar sus reservas, lo que conduce a la pérdida de peso y al debilitamiento general que podrá, además, repercutir negativamente en la eficacia de los tratamientos. Para compensar ésto sin aumentar drásticamente la dieta y sin dificultar aún más su consumo, será importante enriquecerla para proporcionarle más calorías en volúmenes reducidos.

El enriquecimiento se puede hacer añadiendo calorías en las comidas:

• Por alimentos ricos en grasa: nata, mantequilla, añadiendo aceite a tus sopas, salsas o purés
• Productos lácteos a base de leche entera, quesos con más del 50% de grasa, salsa bechamel y mayonesa
• Frutos secos (almendras, nueces, cacahuetes sin sal)
• Alimentos ricos en azúcar: azúcar, miel, mermelada, caramelo, postres, pasteles, dextrina maltosa en polvo, etc.
• Alimentos ricos en proteínas

Estas últimas, las proteínas, promoverán la curación, ayudarán a evitar complicaciones infecciosas y mantendrán o restaurarán el estado nutricional. Para eso, nuestro consejo es:

• Añadir leche en polvo a la leche entera, yogur, puré de patatas, postres lácteos, sopas (entre 5 ó 6 cucharadas por litro)
• Bebe leche, come queso e intenta además añadirlo a tus comidas
• Enriquece tus platos con carne o jamón, yema de huevo, atún, salmón, surimi, etc.
• Añada claras de huevo batidas a tus postres y reposteria

Por el contrario, aumento de peso:

Algunos tratamientos pueden causar aumento de peso, como la terapia hormonal y la terapia con corticosteroides. Por lo tanto, será importante controlar el peso, promover una dieta equilibrada y una actividad física regular. También, es necesario entrenar algunos aspectos del comportamiento:

• Evita picar entre horas
• Reduce el consumo de azúcar y grasas malas
• Realiza alguna actividad física al menos 30 minutos por día
• Mantente bien hidratado durante todo el día
• Utiliza especias y hierbas aromáticas en tus platos para así evitar los aderezos con salsas y otros

Además de lo mencionado, pueden aparecer otras complicaciones como la pérdida de apetito, trastornos del gusto, dificultad para tragar o mala alimentación, náuseas o problemas digestivos. Por ello, te recomiendo consultar siempre con un médico cuando te encuentres en una situación especial para que te de consejos para adoptar según tu caso.

Dentro de esta dieta equilibrada, existen alimentos ricos en antioxidantes y agentes antiinflamatorios que deberías favorecer, ya que inciden en la prevención y el tratamiento del cáncer, gracias al aporte de vitaminas A, C, E, omega 3, minerales y oligoelementos como el selenio, el zinc y los polifenoles. Por el contrario, te recomendamos prestar atención a los complementos alimenticios ricos en antioxidants o multivitamínicos durante las fases de tratamiento, ya que pueden tener un impacto negativo en la eficacia del mismo. O tener el efecto contrario, como convertirse en pro-oxidantes en caso de exceso:

• Los suplementos antiinflamatorios como la cúrcuma pueden tener una reacción adversa
• Los suplementos de B-caroteno deben evitarse. Los estudios muestran claramente un efecto favorable en el desarrollo del cáncer de pulmón

Aparte de estas deficiencias comprobadas, cabe destacar que llevar a cabo una dieta equilibrada y variada es más que suficiente para cubrir las necesidades nutricionales de una persona. Por lo tanto, recomendamos consultar con un médico antes de tomar cualquier suplemento alimenticio ya que puede no ser necesario para nuestro organismo y podríamos alterar las dosis y repercutir negativamente el tratamiento.

De parte de todos los que formamos el equipo Uriage, queremos mostrarte nuestro apoyo en este #OctubreRosa tanto si estás pasando por algún tratamiento para el cáncer como si te encuentras acompañando a algún familiar o conocido en esta lucha. Esperamos, de corazón, que estos consejos os hayan servido y os ayuden a ganar la batalla.